UNA MUJER CORRIÓ HACIA MI ESPOSO EN LA PLAYA, SE ARRODILLÓ Y DIJO SU NOMBRE.

Era nuestro 10º aniversario de boda, y John lo había planeado todo al detalle. Me sorprendió con unos billetes para la República Dominicana, dándome solo 20 minutos para hacer las maletas antes de partir hacia un paraíso tropical.

Últimamente, no pasábamos mucho tiempo juntos. Su nuevo proyecto lo mantenía ocupado, y nuestros encuentros se limitaban a miradas fugaces por la mañana y besos apresurados por la noche. Este viaje era un regalo valioso para ambos, una oportunidad para reconectar y revivir la pasión que nos unió una década atrás.

Los primeros días fueron mágicos. Bebimos agua de coco directamente de la fruta, saboreamos mariscos frescos y bailamos bachata bajo el cielo estrellado cada noche.


EL MOMENTO PERFECTO

Aquella tarde especial, caminábamos de la mano por la playa, con los pies tocando suavemente el agua tibia del mar. El atardecer pintaba el cielo con tonos dorados y rosados, y supe que era el momento perfecto para contarle a John mi pequeño secreto.

Había descubierto que estaba embarazada unos días antes del viaje y había estado esperando el momento adecuado para compartir la noticia. Mi mano temblaba ligeramente mientras sujetaba una pequeña cajita en el bolsillo de mi vestido.

John, comencé con voz temblorosa, tengo algo que decirte…

Antes de que pudiera terminar, una mujer apareció corriendo por la arena, con el cabello mojado pegado al rostro y un bañador blanco que brillaba bajo el último rayo de sol. Se arrodilló frente a John, con los ojos llenos de lágrimas.

¡John! Eres el amor de mi vida. Es hora de dejar de fingir y contárselo todo a ella. Quiero que seas solo mío. ¿Te casarías conmigo?


EL SILENCIO ENSORDECEDOR

El mundo pareció congelarse. La caja en mi bolsillo pesaba como una piedra. Mi corazón latía tan fuerte que apenas podía escuchar el sonido de las olas rompiendo en la orilla.

John se quedó paralizado, sus labios se abrieron, pero no salió ninguna palabra. El silencio entre los tres era insoportable.

Miraba a John, luego a la mujer desconocida, buscando desesperadamente alguna explicación en sus ojos, pero solo vi confusión e incredulidad.

John, mi voz apenas fue un susurro. ¿Quién es ella? ¿Qué está pasando aquí?

Entonces John hizo algo completamente inesperado: rió. No una risa nerviosa, sino una carcajada genuina, como si estuviera ante la broma más divertida del mundo.

Se inclinó, ayudó a la mujer a levantarse y la abrazó.

¡Julia! ¿De verdad hiciste esto? ¿Después de todos estos años?


LA REVELACIÓN INESPERADA

La mujer, ahora sonriendo, me extendió la mano.

—Hola, Rosa. Soy Julia, una vieja amiga de la universidad de John. Hace años, durante una presentación teatral, me hizo una broma en público y todos se rieron. ¡Le prometí que algún día me vengaría! Cuando lo vi en la playa, no pude resistirme.

John negó con la cabeza, todavía riendo.

—Lo siento, amor. No tenía ni idea de que Julia estaba aquí.

La tensión en mi pecho comenzó a disiparse lentamente. Era solo una broma, una broma tonta y mal sincronizada, pero solo eso: una broma.

Suspiré profundamente, tratando de unirme a sus risas.

—¡Casi me da un infarto!

Julia pidió disculpas una vez más antes de despedirse y dejarnos solos bajo el cielo teñido de naranja y rosa.


UN NUEVO COMIENZO

John se acercó a mí, sostuvo mi rostro entre sus manos y me miró a los ojos con ternura.

Rosa, sabes que nadie ni nada podría alejarme de ti, ¿verdad?

Asentí, sintiendo lágrimas de alivio correr por mis mejillas.

—Yo también tengo algo que decirte —dije, sacando la pequeña caja de mi bolsillo y colocándola en sus manos.

John la abrió lentamente, revelando un pequeño medallón plateado con la forma de unos pies de bebé.

—¿Tú… nosotros…? ¡Dios mío!

John me levantó en el aire, girándome mientras reía y lloraba al mismo tiempo.

¡Estoy embarazada, John! Vamos a tener un bebé.

Me bajó con cuidado y besó mi frente.

—Este es el mejor regalo que podría recibir. Te amo tanto, Rosa.


De la mano, regresamos al resort, dejando huellas en la arena que pronto serían borradas por las olas.

Ese viaje no fue solo una celebración de aniversario; fue el comienzo de un nuevo capítulo en nuestras vidas, lleno de amor, esperanza y la dulce expectativa de una nueva vida creciendo dentro de mí.

Fin.